Catas de vino en Madrid

En mi opinión, existen dos maneras de degustar un vino, conociéndolo o, por el contrario, sin saber sus cualidades, origen u otros atributos. En el primer caso, el experto conoce las características del vino en cuestión y se limita a corroborar que ese vino cumple esas premisas. Es lo que se llama la tipicidad de cada variedad y/o región. Por ejemplo, la tipicidad de la variedad Albariño de Rías Baixas se basa en descriptores como aromas cítricos, florales, con notas salinas y paladar ligero, fresco y con viva acidez.

En el segundo caso, el consumidor estándar no espera encontrar esos atributos característicos de la zona y variedad. Lo que busca es que el vino le haga disfrutar y le resulte placentero. No escruta ni analiza, solo intenta disfrutar. Esta es exactamente la mejor manera de degustar del vino, sin prejuicios, expectativas técnicas o puntuaciones en una hoja de cata.

Esto significa que nos adentraremos en este rico mundo del vino sin más alforjas que nuestros sentidos, y sobre todo confiando en lo que ellos nos indiquen. Cada uno de nosotros somos diferentes, tenemos gustos distintos, e incluso, en momentos tendremos unas preferencias y en otras ocasiones serán otros nuestros gustos.

La ingente diversidad de vinos de los que podemos disfrutar abre un panorama muy amplio a los curiosos y amantes del vino.
Precisamente, esta curiosidad y las ganas de probar vinos diferentes, nos ayudará a mejorar nuestra percepción, entrenando a la vez nuestros sentidos. la práctica de cata de vinos diversos también nos ayudará a discernir perfectamente lo que nos gusta y lo que no.

Se trata de un proceso de aprendizaje/entrenamiento, donde tanto profesional como aficionado enriquecen su memoria olfativa con nuevos aromas y perfumes del vino. En definitiva, un juego en el que nunca se pierde, y donde siempre se disfrutará del vino y la comi